Importancia del TOM para la implementación de un CRM
Si miramos algunos parámetros o indicadores generales acerca de los proyectos de implementación, nos damos cuenta que:
12 minutos de lectura
Por José De León | 18/06/2024
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Por José De León | 18/06/2024
En el entorno minorista (o retail), el éxito depende no solo de productos innovadores y la experiencia del cliente, sino también de la integración perfecta del modelo de negocio con el modelo operativo. Ya sea en el ámbito de Negocio-a-Negocio (B2B) o Negocio-a-Consumidor (B2C), la alineación entre estos dos modelos es fundamental para un crecimiento sostenido y la competitividad. Exploremos cómo esta alineación impulsa la eficiencia, la agilidad y, en última instancia, la rentabilidad.
En el comercio minorista, el modelo de negocio sirve de mapa que describe cómo una empresa crea, entrega y captura valor e incluye varios elementos, entre los cuales está la propuesta de valor, flujos de ingresos, estructura de costos y segmentos de clientes. Es decir que, el modelo de negocio define la esencia fundamental de una empresa minorista y moldea su dirección estratégica.
Adaptar el modelo de negocio a las necesidades y objetivos únicos de la industria minorista es fundamental para el éxito. A diferencia de otros sectores, el comercio minorista opera dentro de un entorno altamente competitivo y en rápida evolución, caracterizado por cambios en las preferencias del consumidor, avances tecnológicos y tendencias del mercado. Por lo tanto, un único enfoque para la modelización de negocios es ineficaz. En cambio, las organizaciones minoristas deben elaborar meticulosamente sus modelos de negocio para alinearse con las dinámicas específicas de la industria, aprovechando sus fortalezas y abordando los posibles desafíos.
Desarrollar un modelo de negocio sólido en el comercio minorista requiere una cuidadosa consideración de varios factores clave. En primer lugar, la propuesta de valor se encuentra en el corazón del modelo de negocio, definiendo lo que distingue al minorista de sus competidores y resuena con los clientes objetivo. Ya sea ofreciendo productos únicos, un servicio excepcional o precios imbatibles, la propuesta de valor da forma a la experiencia general del cliente e influye en las decisiones de compra.
Además, los flujos de ingresos juegan un papel crítico en el sustento del modelo de negocio minorista. Desde ventas de productos y suscripciones hasta licencias y publicidad, los minoristas deben diversificar sus fuentes de ingresos para mitigar riesgos y capitalizar oportunidades. Además, comprender las complejidades de los segmentos de clientes es esencial para adaptar estrategias de marketing, ofertas de productos y entrega de servicios para satisfacer las necesidades y preferencias distintas de diferentes grupos de consumidores.
En los entornos minoristas tanto de Negocio-a-Negocio (B2B) como de Negocio-a-Consumidor (B2C), estas consideraciones siguen siendo centrales para el desarrollo del modelo de negocio. Mientras que el comercio minorista B2B se enfoca en satisfacer las necesidades de otras empresas, el comercio minorista B2C gira en torno a servir a consumidores individuales. A pesar de sus diferencias, ambos sectores comparten objetivos comunes de impulsar el crecimiento de ingresos, mejorar la satisfacción del cliente y maximizar la rentabilidad. Por lo tanto, independientemente del mercado objetivo, las organizaciones minoristas deben adaptar sus modelos de negocio para alinearse con las dinámicas y demandas específicas del entorno B2B o B2C. El éxito de una empresa minorista depende de la efectividad de su modelo de negocio. Al elaborar meticulosamente un modelo que refleje las características únicas de la industria, si se encaran las necesidades del cliente y aprovechan las oportunidades de mercado, los minoristas pueden establecer una base sólida para un crecimiento sostenible y una ventaja competitiva.
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El modelo operativo sirve como la columna vertebral operativa de una organización minorista, traduciendo la visión estratégica desarrollada en el modelo de negocio en acciones y procesos tangibles. El modelo operativo está compuesto de una serie de elementos que determinan colectivamente cómo funciona el negocio día a día, permitiendo la ejecución eficiente de estrategias clave e iniciativas.
Un aspecto central del modelo operativo es su papel en cerrar la brecha entre los objetivos estratégicos de alto nivel y las operaciones en el terreno. Mientras que el modelo de negocio establece la dirección y metas generales, el modelo operativo provee la hoja de ruta para alcanzarlos. Delinea las actividades específicas, flujos de trabajo y recursos requeridos para entregar valor a los clientes y partes interesadas de manera efectiva.
Otro de los elementos centrales del modelo operativo es la estructura organizativa, que define cómo se estructuran los roles, responsabilidades y líneas de reporte dentro de la organización minorista. Ya sea jerárquica, plana o basada en una estructura matricial, la estructura organizativa influencia los canales de comunicación, procesos de toma de decisiones y mecanismos de rendición de cuentas, moldeando la eficiencia general y agilidad del negocio.
Los procesos son otro componente crítico del modelo operativo, abarcando la serie de pasos y actividades involucradas en la ejecución de varias funciones y flujos de trabajo dentro de la organización minorista. Desde la adquisición y gestión de inventario hasta ventas y servicio al cliente, procesos bien definidos agilizan las operaciones, reducen redundancias y mejoran la productividad.
La tecnología juega un papel fundamental en los modelos operativos minoristas modernos, sirviendo de habilitador para la automatización, análisis de datos y transformación digital. Ya sea sistemas de punto de venta, software de gestión de inventario o plataformas de comercio electrónico, las soluciones tecnológicas son integrales para optimizar operaciones, mejorar experiencias de cliente y mantenerse competitivos en la era digital.
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Las capacidades, incluyendo recursos humanos, habilidades y competencias, son componentes esenciales del modelo operativo, asegurando que la organización posea el talento y experiencia necesarios para ejecutar sus estrategias de manera efectiva. Desde empleados de primera línea hasta ejecutivos senior, alinear las capacidades con los objetivos estratégicos es crucial para impulsar el rendimiento, innovación y crecimiento.
Alinear el modelo operativo con el modelo de negocio es imperativo para que las organizaciones minoristas logren una ejecución sin problemas y la optimización de recursos. Cuando el modelo operativo está sincronizado con las prioridades estratégicas delineadas en el modelo de negocio, garantiza que los recursos, procesos y capacidades estén alineados para entregar valor a los clientes de manera eficiente y efectiva.
Al alinear el modelo operativo con el modelo de negocio, las organizaciones minoristas pueden maximizar la eficiencia operativa, mejorar la agilidad y mejorar las experiencias de cliente. Además, la alineación facilita una mejor toma de decisiones, asignación de recursos y gestión de riesgos, permitiendo a las organizaciones minoristas adaptarse rápidamente a las dinámicas del mercado en constante cambio y aprovechar oportunidades emergentes.
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La alineación del modelo operativo con el modelo de negocio es esencial para garantizar que las organizaciones minoristas puedan traducir su visión estratégica en resultados tangibles, impulsando un crecimiento sostenible y ventaja competitiva en el dinámico panorama minorista.
El desajuste entre los modelos de negocio y operativos presenta desafíos y riesgos significativos para las organizaciones minoristas, obstaculizando su capacidad para alcanzar objetivos estratégicos y entregar valor a los clientes de manera efectiva. Uno de los desafíos principales surge de la desconexión entre la intención estratégica y la ejecución operativa. Cuando el modelo de negocio y el modelo operativo no están alineados, hay una falta de claridad respecto a las prioridades, metas y asignación de recursos, lo que conduce a ineficiencias y rendimiento subóptimo.
Además, el desajuste puede resultar en incremento de los costos en varios aspectos de las operaciones minoristas. Por ejemplo, procesos redundantes, responsabilidades superpuestas y recursos subutilizados contribuyen a gastos más altos y rentabilidad reducida. La gestión de inventario ineficiente, por ejemplo, puede llevar a niveles de inventario excesivos, costos de almacenamiento aumentados y descuentos, impactando en la última línea del estado de resultados del negocio.
Una experiencia del cliente insatisfactoria es otra consecuencia del desajuste entre los modelos de negocio y operativos en el comercio minorista. Cuando los procesos internos y capacidades no están alineados con las expectativas y preferencias del cliente, resulta en experiencias desarticuladas, tiempos de espera más largos y calidad de servicio inconsistente. Esto, a su vez, erosiona la satisfacción, lealtad y retención del cliente, afectando en última instancia el éxito a largo plazo y la competitividad de la organización minorista.
En el entorno minorista actual, caracterizado por avances tecnológicos rápidos, evolución de comportamientos del consumidor y competencia intensificada, estrategias de alineación proactiva son esenciales para mitigar riesgos y capitalizar oportunidades. Las organizaciones minoristas deben adoptar un enfoque holístico para la alineación, abarcando dimensiones estratégicas, organizativas y operativas.
Estratégicamente, las organizaciones minoristas necesitan asegurar que el modelo de negocio refleje las realidades del mercado, perspectivas del cliente y dinámicas competitivas. Evaluaciones y ajustes regulares son necesarios para alinear prioridades estratégicas con tendencias de mercado y oportunidades emergentes. Esto puede implicar refinar la propuesta de valor, diversificar flujos de ingresos o redefinir segmentos de clientes objetivo para mantenerse a la vanguardia.
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La alineación organizativa implica asegurar que la estructura, cultura y capacidades de la organización minorista estén alineadas con los objetivos estratégicos. Esto incluye fomentar una cultura de colaboración e innovación centrada en el cliente en todos los niveles de la organización. Invertir en capacitación y desarrollo de empleados, así como promover el trabajo en equipos interfuncionales, facilita la alineación y mejora la agilidad en respuesta a cambios en el mercado.
Operativamente, las organizaciones minoristas deben alinear procesos, tecnología y recursos para respaldar iniciativas estratégicas y ofrecer experiencias de cliente fluidas. Esto requiere aprovechar soluciones tecnológicas para agilizar operaciones, automatizar tareas manuales y mejorar la toma de decisiones basada en datos. Además, optimizar la gestión de la cadena de suministro, el control de inventario e integración omnicanal permite a los minoristas satisfacer las demandas del cliente de manera eficiente y efectiva.
La alineación proactiva entre los modelos de negocio y operativos es esencial para que las organizaciones minoristas naveguen con éxito las complejidades del cambiante entorno minorista. Al abordar desafíos y riesgos asociados con el desajuste y adoptar estrategias de alineación proactiva, los minoristas pueden mejorar la eficiencia operativa, mejorar las experiencias de cliente y sostener el crecimiento y competitividad a largo plazo en un entorno siempre cambiante.
Alinear los modelos de negocio y operativos en el comercio minorista requiere un enfoque multifacético que abarca diversas estrategias destinadas a optimizar procesos, aprovechar la tecnología y fomentar la colaboración entre funciones.
La colaboración interfuncional es esencial para derribar los silos y garantizar la alineación entre diferentes departamentos y equipos dentro de la organización. Al reunir a las partes interesadas de áreas como marketing, ventas, operaciones y finanzas, los minoristas pueden obtener una comprensión holística de los desafíos y oportunidades comerciales. Los procesos de toma de decisiones colaborativos permiten a los equipos interfuncionales co-crear soluciones que se alinean con los objetivos estratégicos y las necesidades del cliente. Además, fomentar una cultura de transparencia, comunicación abierta e intercambio de conocimientos mejora la colaboración y promueve la alineación en toda la organización minorista.
La integración de tecnología desempeña un papel fundamental en la alineación de los modelos de negocio y operativos en el comercio minorista, permitiendo una coordinación y ejecución sin problemas de los procesos clave. Al invertir en sistemas integrados y plataformas digitales, los minoristas pueden agilizar operaciones, mejorar la visibilidad de los datos y mejorar las capacidades de toma de decisiones. Por ejemplo, la implementación de un sistema de Planificación de Recursos Empresariales (ERP) que integre diversas funciones como gestión de inventario, procesamiento de pedidos y aspectos financieros facilita la alineación al proporcionar una única fuente de verdad y permitir información en tiempo real sobre el rendimiento comercial. De manera similar, aprovechar el software de Gestión de Relaciones con el Cliente (CRM) permite a los minoristas alinear los esfuerzos de marketing, ventas y servicio al cliente para ofrecer experiencias personalizadas y consistentes en todos los canales.
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La optimización de procesos es fundamental para alinear los modelos de negocio y operativos en el comercio minorista, ya que implica la racionalización de flujos de trabajo, eliminación de redundancias y maximización de la eficiencia. Los minoristas pueden aprovechar metodologías como Lean Six Sigma para identificar y eliminar desperdicios, estandarizar procesos y mejorar la calidad y productividad. Al realizar auditorías de procesos y mapear flujos de valor, los minoristas pueden identificar áreas de mejora e implementar iniciativas dirigidas para optimizar operaciones. Por ejemplo, la reingeniería del proceso de cumplimiento de pedidos para minimizar los tiempos de entrega y reducir costos mejora la alineación al mejorar la capacidad de respuesta al cliente y reducir los gastos operativos.
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El liderazgo desempeña un papel fundamental al impulsar los esfuerzos de alineación dentro de las organizaciones minoristas, ya que establece el tono, la dirección y las prioridades para toda la empresa. Los líderes efectivos articulan una visión, misión y estrategia clara que se alinean con el modelo de negocio y operativo, inspirando a los empleados a unirse en torno a objetivos y metas comunes. Además, los líderes fomentan una cultura de adaptabilidad y mejora continua al alentar la experimentación, aprender de los fracasos y adoptar el cambio. Al modelar comportamientos de alineación y empoderar a los empleados para que asuman la responsabilidad de las iniciativas de alineación, los líderes crean un entorno propicio para impulsar la alineación organizativa y alcanzar los objetivos estratégicos.
Abundan los ejemplos del mundo real de minoristas que han alineado con éxito sus modelos de negocio y operativos para lograr una ventaja competitiva y liderazgo en el mercado. Por ejemplo, empresas como Amazon y Walmart han aprovechado la integración tecnológica, la optimización de procesos y la colaboración interfuncional para crear experiencias omnicanal sin problemas, optimizar operaciones de cadena de suministro y fomentar la lealtad del cliente. De manera similar, minoristas innovadores como Zara e IKEA se han diferenciado a través de procesos de fabricación ágiles, gestión de inventario receptiva y diseño centrado en el cliente, alineando sus modelos de negocio y operativos para ofrecer propuestas de valor únicas y sostener el éxito a largo plazo en la industria minorista.
Un modelo de negocio y operativo bien alineado en el comercio minorista produce una multitud de beneficios, habilitando a las organizaciones para que sean exitosas en un mercado. El incremento de su agilidad es una de esas ventajas, permitiendo a los minoristas adaptarse rápidamente a las cambiantes condiciones del mercado, preferencias del cliente y dinámicas competitivas. Al alinear objetivos estratégicos con capacidades operativas, las organizaciones minoristas pueden responder rápidamente a tendencias emergentes, aprovechar nuevas oportunidades y abordar desafíos de manera efectiva. Esta agilidad permite a los minoristas mantenerse a la vanguardia, mantener la relevancia y capitalizar los cambios en el mercado, fomentando un crecimiento sostenible y una ventaja competitiva.
Además, la alineación entre el modelo de negocio y operativo es fundamental para ofrecer una mejor experiencia al cliente. Al alinear procesos internos, sistemas y capacidades con las necesidades y expectativas del cliente, los minoristas pueden ofrecer experiencias fluidas, personalizadas y consistentes en todos los canales. Desde la navegación y la compra hasta el soporte postventa y la interacción, una organización minorista bien alineada puede anticipar y satisfacer las demandas del cliente de manera efectiva, fomentando la lealtad y la satisfacción del cliente. Esta mejor experiencia del cliente no solo genera negocios repetidos, sino que también atrae a nuevos clientes a través del boca a boca positivo y la construcción de reputación.
A su vez, la alineación capacita a los minoristas para capitalizar las tendencias emergentes y superar a los competidores en un mercado dinámico. Al alinear objetivos estratégicos con la ejecución operativa, los minoristas pueden identificar y aprovechar oportunidades de mercado más rápido que sus rivales. Ya sea introduciendo nuevos productos, ingresando a nuevos mercados o adoptando tecnologías innovadoras, las organizaciones alineadas tienen la flexibilidad y agilidad para pivotar sus estrategias y capitalizar tendencias emergentes de manera proactiva. Este enfoque proactivo permite a los minoristas mantenerse por delante de los competidores, diferenciarse en el mercado y mantener una ventaja competitiva a largo plazo.
La imperativa estratégica de priorizar la alineación entre sus modelos de negocio y operativos no puede ser subestimada por las organizaciones minoristas. La alineación sirve como un catalizador para el éxito y la resiliencia a largo plazo, permitiendo a los minoristas navegar la incertidumbre, capitalizar oportunidades y entregar valor a los clientes de manera consistente. Al alinear objetivos estratégicos con capacidades operativas, los minoristas pueden mejorar la agilidad, mejorar las experiencias del cliente e impulsar un crecimiento sostenible en un mercado en constante evolución. Abrazar la alineación como un principio fundamental capacita a las organizaciones minoristas para prosperar en medio de la disrupción, permanecer ágiles frente al cambio y mantener una ventaja competitiva a largo plazo.
La alineación del modelo de negocio y operativo en el ámbito minorista no es simplemente un concepto teórico sino una imperativa estratégica. Al alinear estos dos marcos fundamentales, las organizaciones minoristas pueden desbloquear nuevos niveles de eficiencia, agilidad y centricidad en el cliente, posicionándose para un crecimiento sostenido y una ventaja competitiva en un mercado en constante evolución.
Desafíos y riesgos de la iniciativa de transformación digital en el comercio minorista.
Emprender una iniciativa de transformación digital en el sector minorista presenta una serie de desafíos y riesgos que las organizaciones deben sortear para lograr el éxito. Uno de los principales desafíos es la complejidad del entorno minorista, caracterizado por diversos segmentos de clientes, categorías de productos y canales de ventas. Los minoristas deben adaptar sus esfuerzos de transformación digital para satisfacer las necesidades y preferencias únicas de su audiencia objetivo, al tiempo que garantizan la consistencia en los puntos de contacto en línea y fuera de línea.
Además, los sistemas y procesos legados representan obstáculos significativos para la transformación digital en el comercio minorista. Muchos minoristas dependen de una infraestructura tecnológica obsoleta y sistemas aislados, lo que dificulta su capacidad para integrar nuevas soluciones digitales de manera transparente. Superar este desafío requiere no solo invertir en tecnología moderna, sino también redesdiseñar procesos y flujos de trabajo para alinearse con las capacidades digitales y las expectativas de los clientes.
Otro desafío es la necesidad de talento y preparación organizacional para impulsar iniciativas de transformación digital. Las organizaciones minoristas deben impulsar una cultura de innovación, adaptabilidad y fluidez digital en todos los niveles de la organización. Esto implica capacitar a los empleados existentes, reclutar talento digital experto y fomentar la colaboración interfuncional para garantizar que todos estén alineados y equipados para apoyar las iniciativas de transformación.
Además, las preocupaciones sobre la privacidad y seguridad de datos representan riesgos significativos para las iniciativas de transformación digital en el comercio minorista. Con el creciente volumen y complejidad de los datos de los clientes recopilados a través de canales digitales, los minoristas deben priorizar la protección de datos y el cumplimiento de regulaciones como GDPR y CCPA. No abordar estos riesgos puede resultar en costosos incumplimientos de salvaguarda de datos, daño reputacional y responsabilidades legales, socavando la confianza entre clientes y partes interesadas.
Además, el entorno competitivo en el sector minorista presenta desafíos para las organizaciones que se embarcan en la transformación digital. Tanto los actores establecidos como los nuevos disruptores están invirtiendo fuertemente en capacidades digitales para capturar cuota de mercado e impulsar la innovación. Los minoristas deben diferenciarse a través de propuestas de valor únicas, experiencias de cliente y ofertas digitales para destacarse en un mercado abarrotado y mantener una ventaja competitiva.
Por último, las limitaciones financieras y de recursos pueden obstaculizar el progreso de las iniciativas de transformación digital en el comercio minorista. Implementar nuevas tecnologías, actualizar infraestructuras y escalar operaciones digitales requiere inversiones sustanciales de tiempo, dinero y experiencia. Los minoristas deben priorizar cuidadosamente las iniciativas, asignar recursos de manera eficiente y demostrar un claro retorno de la inversión para obtener el respaldo de las partes interesadas y mantener el impulso a lo largo del viaje de transformación.
Estrategias para tener éxito.
Para llevar a cabo con éxito una iniciativa de transformación digital en el comercio minorista, se requiere una estrategia integral que aborde varios aspectos de las operaciones, la cultura y la infraestructura tecnológica de la organización. Una estrategia clave es comenzar con una visión clara y una hoja de ruta para la transformación digital, alineada con los objetivos estratégicos generales de la organización y las metas centradas en el cliente. Esto implica definir los resultados deseados, identificar iniciativas clave y establecer objetivos medibles para rastrear el progreso y el éxito.
La participación y el empoderamiento de la dirección son fundamentales para impulsar la transformación digital en el comercio minorista. Los ejecutivos de alto nivel deben liderar la iniciativa, proporcionar dirección y asignar recursos para apoyar los esfuerzos de implementación.
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