Costos reales y rentabilidad en un mundo de negociaciones arancelarias
"El tipo de desperdicio más peligroso es aquel que no reconocemos."
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Mejoramos la eficiencia operativa mediante la optimización de procesos, la automatización inteligente y el control de costes. Desde estrategias de reducción de costes y rediseño de procesos hasta RPA y análisis de valor, ayudamos a las empresas a impulsar la productividad, la agilidad y la rentabilidad sostenible.
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Eficiencia Operativa
6 minutos de lectura
Por Iván Arroyo | 29/05/2025
6 minutos de lectura
Por Iván Arroyo | 29/05/2025
Imagine por un momento que usted es el director financiero de una empresa en crecimiento. Tiene sobre la mesa tres propuestas de inversión, cada una con proyecciones prometedoras, pero solo una puede avanzar este trimestre. Recurre a los datos históricos del ERP para analizar rentabilidad por línea de negocio, compara márgenes, revisa costos unitarios y tiempos estimados por proceso. Todo parece en orden… hasta que seis meses después, los resultados no llegan. ¿Qué pasó? ¿La estrategia fue mala? ¿El mercado cambió? ¿O simplemente el costo con el que tomó la decisión nunca fue del todo real?
La mayoría de las empresas operan con lo que podríamos llamar "costos por costumbre". Son cifras que alguna vez fueron calculadas, redondeadas, incluso aprobadas por auditoría, pero que no han sido actualizadas al ritmo de los cambios del negocio. Se heredan fórmulas, se replican estructuras, se promedian tiempos y se da por sentado que un proceso sigue costando lo mismo, aunque la tecnología, el talento humano o la demanda hayan cambiado por completo. Es como seguir navegando con un mapa de hace cinco años: puede que algunas rutas aún sirvan, pero los nuevos caminos —y peligros— quedan fuera de radar.
Lo preocupante es que esta falta de precisión no solo afecta el control de costos, sino que distorsiona decisiones clave: desde definir el precio de un nuevo servicio, hasta decidir qué procesos tercerizar, dónde invertir en automatización o cómo rediseñar el flujo operativo. Sin un costo real por proceso, cualquier cálculo de rentabilidad, eficiencia o retorno de inversión parte de una base frágil. Y en un mercado cada vez más competitivo, eso es un lujo que pocas organizaciones pueden permitirse.
Cuando pensamos en el costo de un proceso, la mayoría lo asocia rápidamente con lo más visible: cuánto cuesta el material, cuántas horas le dedica el equipo, cuánto se paga en logística o en software para ejecutarlo. Pero el verdadero costo va mucho más allá de lo que aparece en una hoja de Excel. Es como observar solo la punta de un iceberg: el peligro —y el potencial de ahorro— está escondido debajo de la superficie.
El costo real de un proceso incluye no solo los insumos tangibles, sino también todo lo que está detrás y muchas veces pasa desapercibido. Hablamos de tiempos improductivos esperando aprobaciones, de reprocesos por errores que nunca se corrigieron, de desperdicios por no ajustar bien una máquina, o de fallas que el cliente final detecta cuando ya es tarde. A esto se suman factores como tecnología subutilizada (ese sistema que se paga mes a mes y nadie usa a fondo), o personal altamente calificado haciendo tareas operativas por falta de automatización. Cada uno de estos elementos agrega peso al proceso, aunque no siempre se vea reflejado en los reportes financieros.
Y lo más delicado de todo: el costo de oportunidad. Mientras un equipo se dedica a resolver problemas repetitivos o a cubrir ineficiencias, está dejando de hacer tareas que realmente generan valor. Cada minuto que se invierte en un proceso mal diseñado es un minuto que se pierde en innovación, estrategia o mejora continua. Por eso, conocer el costo real no es solo una cuestión contable, sino una herramienta de liderazgo. Quien lo entiende, toma mejores decisiones y abre camino a una empresa más eficiente, rentable y preparada para crecer.
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Costo Oculto |
¿Presente en su proceso? |
1 |
Tiempo muerto por esperas entre etapas o aprobaciones |
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2 |
Horas extra del personal por mala planificación o picos de trabajo |
☐ |
3 |
Reprocesos por falta de estandarización o errores humanos |
☐ |
4 |
Retrasos por uso de herramientas obsoletas o lentas |
☐ |
5 |
Costo de retrabajo cuando un producto/servicio debe corregirse |
☐ |
6 |
Ineficiencia por reuniones improductivas o mal coordinadas |
☐ |
7 |
Tiempo invertido en buscar información que debería estar centralizada |
☐ |
8 |
Subutilización de herramientas tecnológicas ya contratadas |
☐ |
9 |
Capacitación insuficiente que reduce la productividad del equipo |
☐ |
10 |
Tareas ejecutadas por personal sobrecalificado (mala asignación de recursos) |
☐ |
11 |
Costos de oportunidad por procesos que no permiten escalar el negocio |
☐ |
12 |
Pérdida de clientes por demoras o errores en el servicio |
☐ |
13 |
Costos de supervisión innecesaria por falta de automatización |
☐ |
14 |
Pérdidas por falta de seguimiento a indicadores en tiempo real |
☐ |
15 |
Penalizaciones o incumplimientos contractuales por procesos ineficientes |
☐ |
Dimensiones que impactan el costo real de un proceso crítico
Cuando una empresa se propone entender cuánto le cuesta realmente ejecutar un proceso, la primera tentación es mirar solo las cifras directas: salarios, materiales, tecnología. Pero el costo real es como una cebolla: tiene capas que no siempre se ven, pero que al acumularse pueden marcar la diferencia entre un proceso rentable y uno que drena recursos silenciosamente. Para quienes lideran las finanzas o la calidad, entender qué dimensiones influyen en ese costo real es clave. No se trata solo de contar pesos o colones, sino de descubrir ineficiencias, desviaciones y oportunidades escondidas. A continuación, desglosamos las principales dimensiones que todo CFO o gestor de procesos debería analizar si quiere optimizar sus operaciones con información clara y accionable.
¿Por qué la mayoría de las empresas no conoce este costo?
Un día, en una reunión de comité directivo, una gerente de operaciones planteó una pregunta aparentemente simple: “¿Cuánto nos cuesta realmente atender una solicitud de cliente desde que entra hasta que se resuelve?” El silencio en la sala lo dijo todo. Cada área tenía una parte de la respuesta: Finanzas hablaba de salarios, Tecnología mencionaba licencias, Servicio al Cliente apuntaba al tiempo promedio de atención… pero nadie podía dar una cifra total y confiable. La razón no era falta de interés, sino algo más profundo: la empresa no tenía un modelo claro para calcular el costo por proceso.
En muchos casos, los sistemas como el ERP o el CRM contienen una gran cantidad de datos, pero están diseñados más para registrar que para analizar. Las configuraciones por defecto rara vez incluyen segmentaciones útiles para analizar eficiencia por etapa, canal o cliente. Además, las herramientas suelen estar gestionadas por departamentos que trabajan de forma aislada, con sus propios indicadores, sus propios objetivos… y sus propios “Excel ocultos”. Esta cultura de silos convierte cada análisis transversal en un rompecabezas sin bordes.
Y es que conocer el costo real de un proceso no es solo una tarea técnica; es un cambio de mentalidad. Requiere pasar de preguntar “¿cuánto gastamos?” a cuestionar “¿cómo fluye nuestro valor?”; dejar de medir por área y comenzar a medir por experiencia. Requiere alinear a Finanzas, Tecnología, Operaciones y Calidad alrededor de una mirada común: la eficiencia desde el cliente hacia adentro, y no solo desde los departamentos hacia arriba. Hasta que ese cambio no ocurra, muchas empresas seguirán tomando decisiones con datos incompletos… y esperando resultados que nunca llegan.
¿Cómo medir y controlar el costo real?
Medir el costo real de un proceso no se trata de tener más datos, sino de organizar los indicadores correctos, en el momento justo, para tomar decisiones mejores. Y la buena noticia es que hoy existen herramientas y metodologías que permiten aterrizar esa complejidad en pasos prácticos y accionables.
Una de las más efectivas es el costeo basado en actividades (ABC), que permite identificar qué recursos se consumen en cada etapa del proceso y cuánto valor realmente generan. A eso se suma el mapeo detallado de procesos, no solo como diagrama, sino con tiempos, roles, sistemas involucrados y puntos de control. Nosotros los mapeamos de esa manera en la herramienta llamada EPC.
Dentro de esta ecuación de controlar el costo también entran en juego los indicadores de eficiencia operativa, que muestran desde la productividad hasta el costo por unidad procesada, pasando por tasas de retrabajo o tiempos de ciclo. Estos datos, cuando se visualizan en dashboards y ojalá en tiempo real, abren una ventana poderosa para la mejora continua.
Todo esto, claro, es mucho más sencillo si se tiene bien configuradas las plataformas. Hoy, tecnologías que usamos en ICX como HubSpot, MyABCM, Appian, Power BI y algunas otras, permiten conectar la operación con la analítica, automatizar tareas y alertas e incluso prever cuellos de botella. Sin embargo, más allá de las herramientas, lo que importa es el foco: no mirar más los costos como algo puramente contable y empezar a verlos como una fuente estratégica de diferenciación. Al final del día, quien conoce su costo real, conoce su negocio.
De la intuición a la precisión
Durante años, se han tomado decisiones críticas basadas en estimaciones, promedios o simples intuiciones. Pero en un entorno donde cada punto porcentual de eficiencia cuenta, no basta con saber cuánto se gasta: hay que entender cómo, dónde y por qué se gasta en cada proceso. Hemos visto que los costos reales no se limitan a nóminas y materiales, sino que se expanden a retrabajos, tiempos muertos, silos organizacionales y oportunidades perdidas. Todo esto se acumula en silencio, afectando márgenes, decisiones estratégicas y capacidad de crecimiento.
La buena noticia es que no es necesario adivinar más. Hoy existen metodologías claras, tecnología accesible y talento experto para ayudar a las empresas a medir, visualizar y optimizar cada eslabón de sus procesos críticos. Pero el primer paso no lo da el sistema, lo da el liderazgo: ese momento en que un CFO, un director de calidad o un CEO se detienen a preguntar: “¿Qué tan eficientes somos realmente?”
En ICX Consulting ayudamos a compañías como la suya a detectar, automatizar y rediseñar procesos con una mirada estratégica centrada en la eficiencia y la rentabilidad. Si sospecha que algunos de sus procesos están consumiendo más de lo que deberían —y no tiene una manera clara de probarlo—, este es el mejor momento para iniciar un análisis integral. Le ayudamos a transformar datos en decisiones, y decisiones en resultados concretos. Hablemos.
"El tipo de desperdicio más peligroso es aquel que no reconocemos."
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