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Los secretos detrás de los modelos de costos que sí funcionan

Escrito por Iván Arroyo | 28/07/2025

Durante años, he visto a muchas organizaciones construir modelos de costos con la misma energía con la que alguien arma un rompecabezas de mil piezas… sin la caja. El resultado suele ser el mismo: algo complicado, desordenado y que nadie sabe muy bien para qué sirve. Por eso, en este artículo quiero contarte qué sí deberías hacer si de verdad deseas que tu modelo de costos funcione, sea útil y sobreviva más allá del PowerPoint de presentación.

Hablar de modelos de costos puede parecer un ejercicio técnico reservado a contadores o analistas financieros. Pero en la práctica, es una de las herramientas más poderosas para guiar decisiones estratégicas en cualquier empresa que quiera sobrevivir y crecer en entornos competitivos. Sin embargo, en muchos casos, los modelos de costos terminan siendo artefactos complejos, incomprendidos o simplemente ignorados, no por falta de inteligencia, sino por falta de enfoque. El problema no es la intención, sino la ejecución.

En ICX hemos visto de cerca cómo empresas de todos los tamaños tropiezan una y otra vez con los mismos obstáculos: modelos que intentan abarcar demasiado desde el inicio, drivers imposibles de mantener, reportes que llegan tarde, y herramientas que más que facilitar, dificultan el análisis. Todo esto ocurre cuando el modelo nace sin una visión estratégica ni un patrocinio real desde la alta dirección. Es como construir un GPS sin mapa, sin usuarios, y sin conexión a la realidad del negocio.

Por eso, este artículo no pretende enseñarte fórmulas ni mostrarte dashboards espectaculares. Su propósito es mucho más simple: ayudarte a evitar los errores más comunes y mostrarte qué decisiones hacen la diferencia entre un modelo de costos que funciona… y uno que queda atrapado para siempre en una hoja de Excel. Porque costear con propósito no es solo una tarea financiera: es una palanca de transformación empresarial.



>> ¿Cuáles metodologías de costeo existen? <<



Empezá por lo simple

Uno de los errores más frecuentes es pensar que un modelo de costos tiene que costearlo absolutamente todo, desde el café de la oficina hasta el tiempo que tarda el guardia en saludar por la mañana. La verdad es que un buen modelo parte de lo esencial. No te desgastés buscando el 100% de precisión en cada detalle; enfocate en costear bien lo que realmente mueve la aguja: tus procesos clave, tus productos más representativos, las unidades que generan o consumen más recursos. Empezar simple no es una debilidad, es una estrategia. Los modelos exitosos evolucionan por capas: primero lo importante, luego lo urgente, y por último, lo refinado. Así funcionan en la vida real, y así se mantienen vivos.

Que los drivers sean útiles y no perfectos

Uno de los mitos más peligrosos en la construcción de un modelo de costos es creer que el driver ideal es el más técnico o el más exacto. En realidad, el mejor driver es el que puedes obtener con frecuencia, que entienden todas las áreas y que representa razonablemente cómo se consume el recurso. No se trata de encontrar la medida más sofisticada, sino la más útil. Si hay un KPI que ya se mide y que todos comprenden, úsalo. ¿Promedios históricos? Bienvenidos. ¿Estimaciones? A veces son más sensatas que los datos "en teoría" precisos que nadie puede actualizar. La obsesión por lo perfecto es la ruta más rápida hacia lo inviable.

Sin reportes útiles y oportunos, ¡ya para qué!


No hay nada más frustrante que construir un modelo brillante… que entrega reportes cuando ya pasaron las decisiones. La clave está en integrar el modelo con la dinámica del negocio. Eso significa que el costo de cada línea, proceso o cliente tiene que estar disponible en el momento correcto. No semanas después. ¿Cómo se logra? Con automatización, claro, pero también con criterio: define desde el inicio qué necesitas medir, con qué frecuencia, y para qué. Un modelo que entrega reportes tarde, o en formatos que nadie entiende, pierde sentido incluso si el cálculo es impecable. Porque al final, un modelo de costos no se evalúa por cómo calcula, sino por lo que logra cambiar.

Sin el apoyo de la alta dirección estás perdido

Pocas cosas matan más rápido a un modelo de costos que la indiferencia del equipo directivo. Si la gerencia no respalda, los datos no llegan, las áreas no colaboran y el modelo se vuelve un castillo de naipes. Por eso, tu primer movimiento estratégico debe ser ganarte al CFO, al COO o al gerente general. No con fórmulas, sino con visión. Ayudales a ver cómo este modelo puede ser su brújula en medio del caos. Cuando el liderazgo entiende que el modelo es una herramienta para tomar decisiones —no solo un pasatiempo de contadores—, todo fluye mejor: los datos se validan, los reportes se leen, y las decisiones se justifican con evidencia.

Herramientas: no te cases con Excel

Sí, lo sabemos. Excel es noble, versátil y está en todos lados. Pero también tiene límites, y cuando el modelo crece, se convierte en una selva difícil de mantener. No se trata de despreciar a Excel, sino de saber cuándo buscar algo más robusto. Herramientas especializadas, plataformas de costeo o incluso soluciones low-code pueden ayudarte a construir modelos que escalen, se automaticen y se conecten con el resto de tu operación. Lo importante es que la herramienta no se vuelva un freno, sino un puente entre tu lógica de costos y la operación del negocio. Si el modelo solo lo entiende el que lo diseñó, estás en problemas. La herramienta correcta hace que todos puedan participar.

El ERP se puede convertir en tu camisa de fuerza

Aunque su ERP sea poderoso y contenga módulos de costos complejos, eso no significa necesariamente que sea la mejor opción para construir tu modelo empresarial. Los sistemas ERP están concebidos principalmente para la contabilidad financiera, no para el análisis estratégico en profundidad. Si requieres simular diversos escenarios, probar nuevos drivers o modelar estructuras alternativas, probablemente te sentirás más libre fuera de las limitaciones funcionales de tu ERP. Y no hay nada de malo en ello. No todas tus herramientas deben residir exclusivamente dentro de los confines de SAP u Oracle. Lo fundamental es que cuentes con la flexibilidad suficiente para llevar a cabo aquello que tu negocio realmente necesita, no solo lo permitido por tu sistema. Y si después se necesita volcar esos resultados en tu ERP, así se hará. Pero primero, céntrate en lograr que tu modelo funcione de la mejor manera.



>> ¿Qué son los costos estándar y cómo calcularlos? <<






Epílogo para gente que quiere resultados

Un modelo de costos exitoso no nace de un Excel con 20 pestañas ni de un taller de seis horas donde todos salen confundidos. Nace de decisiones claras, enfoque práctico y respaldo institucional. Es una herramienta viva que evoluciona, que se adapta y que cuando se hace bien transforma la forma en que la empresa ve su rentabilidad.

Así que si vas a construir uno, que sea con propósito, con criterio y con las personas adecuadas a bordo. Porque costear bien no se trata solo de saber cuánto cuesta algo… sino de entender cuánto valor realmente genera.

Hablar de modelos de costos puede parecer un ejercicio técnico reservado a contadores o analistas financieros. Pero en la práctica, es una de las herramientas más poderosas para guiar decisiones estratégicas en cualquier empresa que quiera sobrevivir y crecer en entornos competitivos. Sin embargo, en muchos casos, los modelos de costos terminan siendo artefactos complejos, incomprendidos o simplemente ignorados, no por falta de inteligencia, sino por falta de enfoque. El problema no es la intención, sino la ejecución.

En ICX hemos visto de cerca cómo empresas de todos los tamaños tropiezan una y otra vez con los mismos obstáculos: modelos que intentan abarcar demasiado desde el inicio, drivers imposibles de mantener, reportes que llegan tarde, y herramientas que más que facilitar, dificultan el análisis. Todo esto ocurre cuando el modelo nace sin una visión estratégica ni un patrocinio real desde la alta dirección. Es como construir un GPS sin mapa, sin usuarios, y sin conexión a la realidad del negocio.

Por eso, este artículo no pretende enseñarte fórmulas ni mostrarte dashboards espectaculares. Su propósito es mucho más simple: ayudarte a evitar los errores más comunes y mostrarte qué decisiones hacen la diferencia entre un modelo de costos que funciona… y uno que queda atrapado para siempre en una hoja de Excel. Porque costear con propósito no es solo una tarea financiera: es una palanca de transformación empresarial.

 

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